La técnica de la persecución o seguimiento con la vista se propone investigar la aptitud del niño para controlar los movimientos oculares.
Debemos advertir que el objeto de esta técnica no es el de indicar por qué no existe ese control, si es un trastorno orgánico y constituir un problema médico o un problema de aprendizaje. Hoy no es tajante la separación entre lo orgánico y los aprendizajes, pues está demostrado que ciertos aprendizajes modifican el número y tamaño de las dendritas de las células nerviosas. Esta exploración nos mostrará si posee una adecuada coordinación de su musculatura ocular extrínseca, de forma que no le resulte posible operar en funciones perceptivas complejas. Las déficits de funciones elementales del ojo pueden alterar funciones complejas. Es sabido, por ejemplo, que para comprender el significado de una lámina con un tema complejo, cuyo significado no se descubra de modo casi inmediato, es necesario establecer una hipótesis sobre su significado y verificarlo mediante la dirección de la mirada hacia diversos puntos de las imágenes para verificarla. Un déficit en el control voluntario de los movimientos oculares puede alterar la fidelidad de la percepción.
EJERCICIOS CON LOS DOS OJOS.
1) Dirección lateral.
Tómese un lápiz de los que están provistos de una goma de borrar en el extremo. Clávese una chincheta en la goma, de forma que la cabeza de aquella quede paralela al eje longitudinal del lápiz. Manténgase éste en sentido vertical ante los ojos del niño, a unos cincuenta centímetros de su cara, y pregúntesele si ve la cabeza de la chincheta. Dígasele luego: “ Ahora voy a moverla hacia un lado y otro. Síguela con la vista, sin parar.” Se desplaza el lápiz unos cuarenta y cinco centrímetros a la derecha del niño, trazando un arco de círculo del que el niño sea el centro y de un radio de medio metro. Muévase luego el lápiz lateralmente hacia la izquierda del niño hasta que esté a unos cuarenta y cinco centímetros de él.
Si el niño mueve la cabeza en vez de los ojos, le decimos que la mantenga inmóvil.
Si no lo logra sólo, se le sujeta ligeramente la cabeza con la mano.
Se observa con mucha atención los movimientos que hace con los ojos mientras sigue el lápiz y si son suaves o bruscos, o si aparecen unos espasmos aunque sean pequeños. Los ojos deben moverse tan suavemente como los cubitos de hielo en un vaso de agua. Vd. Puede hacerlo antes con un adulto para hacerse una idea del movimiento correcto, como una breve práctica previa.
Cualquier movimiento a sacudidas o discontinuidad o pérdidas de la imagen es indicador de que no existe un control completo.
Obsérvese si los ojos se mueven coordinadamente, manteniendo una correcta relación del uno con el otro o si los movimentos de uno de ellos se extravían de la dirección del objeto. Vigílese si uno de los ojos sigue el objeto y el otro simplemente trata de seguirlo subordinadamente. En algunos casos, un ojo se mueve mientras que el otro permanece inmóvil. Si en algún momento la mirada se desvía del objeto ¿puede captarlo de nuevo enseguida, o tiene que realizar tanteos con la vista para conseguirlo? ¿se anticipa el movimiento de la mirada al objeto y el ojo se desplaza hacia los extremos sin que el niño pueda detener el movimiento de sus ojos dejando de establecer contacto entre el objeto y la mirada?
Préstese mucha atención a lo que hace el niño cuando el objeto cruz el eje medial de su cuerpo. Muchos niños encuentran dificultades en cruzarlo, revelando este hecho con una ligera sacudida en el movimiento de los ojos al llegar a este punto.
Evaluación del ejercicio.- El niño que no puede perseguir el objeto, que lo pierde de vista con facilidad, que actúa descoordinadamente, que lo rebasa, que presente sacudidas o que no puede seguirlo sin mover la cabeza, no ha logrado alcanzar el control de los ojos y necesita una educación especial para desarrollar dicho control.
2) Dirección vertical de la mirada.
Levántese el lápiz verticalmente hasta que esté a unos cuarenta y cinco centímetros sobre el nivel de los ojos del niño. Se mueve el lápiz siguiendo la trayectoria de una rco de círculo, como en el caso 1). Muévase luego hacia abajo, hasta que esté a cuarenta y cinco centímetros por debajo del nivel de los ojos del niño. Háganse las mismas observaciones que en el caso 1).
3) Dirección diagonal de la mirada.
Muévase el lápiz hacia la izquierda, hasta que esté a cuarenta y cinco centímetros del centro, y hacia abajo, hasta que se encuentre a otros cuarenta y cinco centímetros por debajo del nivel de los ojos del niño. Muévase luego diagonalmente, hasta que alcance una posición similar en el ángulo superior derecho. Háganse las mismas observaciones que en 1). Muévase el blanco en dirección opuesta ( desde arriba a la derecha, hacia abajo a la izquierda. Evalúese la peor de las dos realizaciones.
4) Rotación de la mirada
Muévase el lápiz, delante del niño, en un círculo de un radio de cuarenta y cinco centímetros. Háganse las mismas observaciones y la misma evaluación que en los casos anteriores.
EJERCICIOS CON UN SOLO OJO: OJO DERECHO
Colóquese un oclusor sobre el ojo izquierdo del niño. Repetimos los ejercicios 1), 2), 3) y 4). Háganse las mismas observaciones. La evaluación se hace de igual modo. Es posible que la ejecución con un solo ojo sea peor que con ambos.
EJERCICIOS CON UN SOLO OJO: OJO IZQUIERDO
Se pasa el oclusor al ojo derecho. Repetimos los ejercicios 19, 2), 3) y 4). Se hacen las mismas observaciones. Se evalúa de igual modo.
Nota.-
a) Los movimientos diagonales son los más difíciles para el niño. En ocasiones manifiestan su dificultad mediante movimientos en escalera. Los ojos se mueven lateralmente hasta perder de vista el objeto; luego se mueven verticalmente hasta encontrarlo de nuevo; de nuevo se mueven lateralmente, etc. De esta forma el niño “sigue” el objeto sin hacer un movimiento ocular en diagonal. Este escalonamiento puede aparecer sólo en una parte de la extensión total del movimiento. Es más frecuente cuando se acerca a la línea medial.
b) El oclusor se puede hacer con un antifaz como los del Zorro, de cartón flexible o de fieltro, con una gomita. Cegamos uno de los orificios. Cuando queremos ocluir el otro ojo, le damos la vuelta al antifaz.
c) Vd. puede grabar con una pequeña cámara de vídeo los movimientos y luego estudiarlos. Esto necesita una preparación para dismularla, para que el niño no se distraiga ni represente una presión para él estar siendo grabado. Aunque como es una prueba sencilla de hacer y que Vd. puede repetir no es estrictamente necesario.
d) Las técnicas de educación son muy parecidas a las de la exploración y se darán en una próxima entrada del blog.
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Bibliografía.
Newell C. Kephart
El alumno retrasado.
Descubrimiento de las deficiencias de organización psíquica, y técnicas pedagógias para su corrección.
Biblioteca Universal Miracle.
Editorial Luis Miracle. Barcelona. (1968)
pag.188 y ss.
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Título de la edición original:
The slow learner in the classroom
Charles E. Merril Books, Inc., Columbus, Ohio (EE.UU)
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