Las características de la evolución del lenguaje de los gemelos univitelinos Yura y Liosia mostraban una compleja alteración fonética y un lenguaje, en una edad comparativamente tardía, retrasado y primitivo, denominado "lenguaje autónomo".
Hasta los dos años de edad no hablaron absolutamente nada; a los dos años y medio sólo sabían decir mamá y papá; a los cuatro consistía en un pequeño número de sonidos pobremente diferenciados que empleaban en el juego y en la comunicación; a los cinco consistía en un reducido número de palabras habituales, con frecuencia, muy distorsionadas y unas pocas palabras y sonidos "autónomos", que no pertenecen al sistema desarrollado del lenguaje normal.
Se les separó a la edad de 5 años cumplidos, y se le dió una instrucción especial a solo uno de ellos. La separación pretendía crear la necesidad objetiva de aprender a hablar para comunicarse con los demás niños; la instrucción a solo uno de ellos se hacía para después medir el desarrollo diferencial del lenguaje entre ambos y, además, averiguar si ese desarrollo diferencial del lenguaje a favor de uno de ellos, del que se sometió a la instrucción acelerada, podía afectar también y generar diferencias en la estructura de otras funciones psicológicas superiores de los hermanos, como así fué.
Se dió instrucción verbal al más débil de los dos gemelos, y al final de la instrucción, en cambio, la estructura de sus funciones psicológicas superiores superaba a las del inicialmente gemelo dominante.
Nos dicen A.R.Luria y F. IA. Yudovich cómo fueron las lecciones con uno de los gemelos: ante todo, a) se animaba al niño a responder las preguntas, b) se le pedía después que nombrara objetos rápidamente, c) responder rápidamente las preguntas, d) repetir frases completas y e) describir imágenes.
Al inicio del entrenamiento las respuestas del niño a las preguntas que se le hacían eran el silencio o acciones prácticas ejecutadas en silencio.
Ejemplo:
Instructora: Buenos días, Yura.
Yura: Le da la mano en silencio.
I: ¿ Viniste en el tranvía ?
Y: Silencio
A los tres meses de instrucción los resultados eran esencialmente diferentes para los mismos ejercicios.
Ejemplo:
Instructora: Yura, dame el coche por favor.
Yura: Entrega el coche en silencio.
I: No, así no lo cogeré. Dí: Tia Luda, toma el coche.
Y: Tía, toma el coche.
I: Ahora pide tú.
Y: Dame el elefante.
Tras diez meses de instrucción al comunicación verbal era totalmente diferente.
I: ¿Qué es eso, un niño?
Y: No.
I: ¿Entonces, qué?
Y: Un abuelo.
I: ¿Qué está haciendo?
Y: Leyendo un libro.
I: ¿Un libro?
Y: Un periódico.
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